Historia, origen y antigüedad

Fiesta declarada de Interés Turístico Regional, que se celebra el día 7 de diciembre en Jarandilla de la Vera en honor a la Virgen de la Concepción.

Fiesta de origen pastoril, cuando estos bajaban de la sierra alumbrándose con  escobones encendidos, que ellos mismos elaboraban a modo de antorchas con un arbusto que abunda en la zona llamado “escobera”.

Al llegar al pueblo los apagaban a golpes dándose escobazos  unos a otros amistosamente. Al atardecer del 7 de diciembre, las calles se inundan de luz y de fuego esperando la llegada del Mayordomo portando el estandarte (con la imagen de la Virgen) para salir en procesión con las escobas encendidas iluminando el camino. Todo el recorrido se hace con caballerías.

La fiesta continua durante toda la madrugada entre hogueras de familiares y grupos de amigos que aprovechan el festejo para probar los vinos de pitarra y productos típicos de la zona.

Es un festejo único, ancestral y sorprendente, que nadie debería dejar de vivir y que a nadie deja indiferente.

historia de los escobazos cartel

La historia contada por D. Francisco Timón y Timon

historia de los escobazos recorte periodico
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Al llegar la noche del 7 de Diciembre a la madrugada del 8, Jarandilla está en ascuas material y espiritualmente, pues las hogueras comienzan a encenderse desde el atardecer hasta pasadas las 12 y bien entrada la madrugada.

En los sitios más estratégicos y en los anchurones de las calles arden inmensas llamaradas en honor de la Virgen de la Concepción. Y aún hubo tiempo en que desde lo alto de nuestra almena de la torre se encendía una gran hoguera.

¿Qué entiende Jarandilla por el título «Virgen de la Concepción y no de la Inmaculada» que es una expresión mucho más moderna? El pueblo sencillo entiende que la virgen por ser llena de gracia no tuvo mancha de pecado y así lo expresa en sus cantos de algazaras y júbilo que con una música preciosa que sólo los de Jarandilla saben dar tono en estos bellos romances que bien pueden ser de finales del siglo XIV, por su música y letra: Virgen de la Concepción, Mañana será tu día, y subirás a los cielos, quién fuera en tu compañía.

En estos primeros versos de ocho sílabas el pueblo mezcla maravillosamente las dos grandes fiestas de la Virgen de la Concepción y la subida a los cielos de 15 de agosto, pues termina diciendo:  Y subirás a los cielos, Quién fuera en tu compañía. La segunda estrofa tenemos que concluir que implícitamente se refiere a los cabreros y al pueblo sencillo que en aquellos remotos siglos habitaban junto a sus majadas en la que ahora es el Guijo de Santa Bárbara, Aldeanueva de la Vera y Losar de la Vera que no existían y por eso dicen: Toda la noche venimos, «roando» como un troncón, sólo por venirte a ver, Virgen de la Concepción. Y es evidente que sólo se puede «roar» cuesta abajo. Por lo que deducimos que la fiesta era de pastores y no de clérigos y gentes retorcidas.

Así los villancicos de Navidad, cuya palabra significa «canto de villanos», también fue una imposición del pueblo a la jerarquía de la Iglesia.

Pues Jarandilla se adelantó en proclamar la fiesta en más de mil años a Roma que por el Papa Pío IX fue declarada la Inmaculada en el 1854 y por eso en la Pl. de España en Roma todos los años el Papa coloca un ramo de flores a los pies de la gran columna con la imagen de la Virgen. Reconociendo así Roma que España fue adelantada en esta devoción. Después, cambiando las coplas en un ritmo más rápido, pues los versos son ya de cinco sílabas y música de villancicos, se canta: Ardía la zarza,y la zarza ardía, y no se quemaba, la Virgen María.

Recordemos que en esta expresión Jarandilla alude a la zarza que vio Moisés en el monte Oreb en el Sinaí que ardía y no se consumía y él extrañado se acercó a ella, desde donde le habló Dios.

historia los escobazos recorte 2
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Luego repitiendo otra vez la alusión a la zarza, se canta: Ardía la zarza, y la zarza ardió, la Virgen María, doncella y parió. Volviendo de nuevo a mezclar el dogma de la Inmaculada con el de la virginidad. Y en un tono como jocoso y de burla se autopreguntan los jarandillanos: ¿Cómo pudo ser? ¿Cómo pudo ser? Aquél que lo hizo, bien lo supo hacer. En esta última expresión Jarandilla reconoce la omnipotencia de Dios y sin dar explicaciones a la opinión de los contrarios que preguntan cómo una mujer puede ser Virgen y Madre, flor y fruto al mismo tiempo. Ellos concluyen sin dar razones y cierran así la boca y la cuestión.

Ya en el siglo XIV se encendió la disputa sobre la Inmaculada Concepción entre los franciscanos y dominicos, estos primeros defensores de la Inmaculada y los otros, que si no lo negaban sí combatían que en pueblo se celebrara esta fiesta y el mismo Santo Tomás de Aquino afirmó que no era lícito celebrar dicha fiesta pues aunque él no la negaba, como buen fraile se sometía a la Jerarquía de Roma, que todavía no había declarado nada al respecto y se dice en la Sorbona, universidad de París, que era la más célebre del mundo, el fraile franciscano y escocés, Dum Scoto hizo esta proposición ante una gran asamblea de obispos y cardenales.

¿Podía Dios hacer una Madre Inmaculada? Y le contestaron que sí. ¿Convenía que fuera Inmaculada? Y también contestaron afirmativamente, pero titubeando. Y el glorioso franciscano contestó concluyendo, lógicamente. Entonces si pudo Dios hacerla Inmaculada y convino que fuera Inmaculada, luego la hizo Inmaculada. Frase que ha quedado acuñada en latín «Pouit, Decuit, Ergo, Fecit». ¿Quién no ve en esta expresión lapidaria y de disputa del siglo XIV una relación exacta con lo que canta Jarandilla cuando dice: ¿Cómo pudo ser? ¿Cómo pudo ser?, aquel que lo hizo, bien lo supo hacer.

Además de estas razones de un valor histórico de siglos Jarandilla recibió una influencia, aunque prestada de los árabes que tuvieron su barrio propio en el llamado «La Moraleja», hoy situado al suroeste de la población, pues Mahoma de pequeño fue educado e iniciado en la religión por un monje cristiano de Siria y en tradición musulmana se dice que Mahoma, huérfano de padre, guardando los ganados con su primo Almotací, el Arcángel Gabriel derribó al niño y sacándole el corazón, le limpió la mancha negra que tenemos todo mortal, excepto Jesús y Mirian (o María) y, en efecto, Jarandilla canta así diciendo: Iban caminando, tres por la Chorrera, hasta que llegaron, a la Moraleja.

Y con estas razones creemos que están perfectamente probadas las raíces históricas y con profundidad de siglos en lo que Jarandilla canta y celebra la NOCHE DE LOS ESCOBAZOS.

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